¿Por qué mi hijo(a) no me obedece?
¨Mi hijo no me hace caso¨ , ¨Mi hijo no me obedece¨ frases comunes que decimos constantemente cuando nuestros hijos no actúan o no responden de la forma deseada. Sin embargo, más allá de quejarnos debemos reflexionar sobre cuál o cuáles son las razones para que esto ocurra y que ocasionan nuestros hijos(as) no acaten nuestras directrices y nos desobedezcan. Posiblemente la causa que origine su conducta es la forma en que te comunicas con tu hijo. ¿Hablas exigiendo? Cuando exiges a tus hijos los estás limitando a dos opciones: a que aprendan a doblegarse. Aunque logres que ocasionalmente pueda obedecerte, la realidad es que estás enviando un mensaje incorrecto a tus hijos: el que es bueno acatar todas las normas de las personas con poder sin discernir si la persona está pidiendo algo correcto o incorrecto. Esta situación crea un gran problema pues cuando nuestros hijos lleguen a la adolescencia o a la adultez pueden hacer cosas que no quieren con tal de conquistar al líder del grupo o para contentar a su pareja por complacencia. La meta entonces es lograr que nuestros hijos puedan aprender a discernir entre lo correcto y lo incorrecto y para ello hay que brindar información y justificación a nuestra dirección o petición. No es lo mismo decir a tu hijo ¨A estudiar¨, que decir ¨¿Te parece si repasas el material discutido en clases hoy?¨ Cuando planteas tus directrices en forma de peticiones, brindas opciones y tu hijo se siente respetado y valorado como un miembro importante dentro de la familia. Esto, además, provee a tus hijos la oportunidad de poder abrirse a la negociación más fácilmente ya que se sienten respetados, y en la confianza de que sus opiniones serán escuchadas y su voz será escuchada. De esta forma lograrás que tus hijos pongan menos resistencia ante una petición lógica y bien explicada.
Antes de etiquetar a tu hijo como ¨rebelde¨ o ¨desobediente¨ recuerda que la forma en que pides las cosas pueden hacer una gran diferencia entre la respuesta que tu hijo te brinde. Aquí te resumo algunas recomendaciones que pueden ayudarte para que tu hijo pueda obedecerte:
- Cambia las exigencias por peticiones. Céntrate en lo que quieres que tu hijo logre, sé claro en tus peticiones y reduce tu discurso.
- Háblale a su nivel, prestando atención y dando la oportunidad de que pueda exponer su posición.
- Si tu hijo(a) es quien grita, baja el volumen de tu voz cuando le hables. Esto te ayudará a que baje la intensidad si quiere escuchar lo que le dices.
- Sé firme pero explícale claramente tu posición proveyéndole información sobre la razón por la que le pides que obedezca y cumpla con la directriz brindada.
- No cierres la comunicación utilizando las frases ‘Porque lo digo yo’ o ‘Porque soy tu madre’.
Confío en que estas estrategias te ayudarán a mejorar tu comunicación con tus hijos(as), así que ponlas en práctica. ¡Hazlo ya!